La Guerra del Agua

Gracias a Jesús Hernández y a Mónica Bergós os podemos ofrecer este interesante mirada a la Guerra del Agua

Ver COCHABAMBA, BOLIVIA. Localización de la película "También la lluvia" de Icíar Bollaín en un mapa más grande
“Queremos una sociedad en la que seamos transparentes como el agua”
Entrevista a Oscar Olivera, portavoz de la Coordinadora por la Defensa del Agua y la Vida en Bolivia

Mónica Bergós

Fotografía: Rubén H. Vivancos      

Oscar Olivera es uno de los protagonistas de la ‘Guerra del Agua’, movilización popular que aparece en la película de Icíar Bollaín, ‘También la Lluvia’, que en el año 2000 expulsó a la transnacional Betchel de Cochabamba (Bolivia).  Esta periodista conversó con él en el Rampart Creative Centre en Londres hace cuatro años, tras la llegada del presidente boliviano Evo Morales al poder, y descubrió a un hombre tranquilo, sencillo, de voz profunda y sensible, y mirada limpia. En sus palabras, pronunciadas con un tono bajo y pausado, se encuentran también las voces de las culturas ancestrales de Latinoamérica. Estas líneas son un extracto de aquella entrevista, publicada en julio de 2006 en el periódico Noticias Latin America, dedicado a la comunidad hispanohablante de Londres.

¿Qué significó la privatización del agua en la región de Cochabamba impuesta por el gobierno de Banzer en 1999?
Las privatizaciones tuvieron efectos muy graves  para la población. Las tarifas del agua aumentaron un 300 por ciento. Cada familia debía destinar una quinta parte de sus ingresos para pagar sólo el agua, cuando la Organización Mundial de la Salud dice que ha de dedicarse un 2% como máximo para este fin. Además, los sistemas alternativos de almacenamiento de agua como los pozos pasaron a manos de la compañía privatizadora, lo que significó que el agua de la lluvia también se privatizaba.

¿Cómo se organizó la población ante esos excesos?
La gente salió a la calle para recuperar su derecho legítimo al agua. En esas masivas movilizaciones, se pusieron en marcha formas organizativas horizontales, participativas, donde el liderazgo no era individual, sino colectivo, las decisiones las llegaron a tomar hasta cien mil personas el último día, en la plaza principal de Cochabamba. Se cumplió la máxima indígena de “hacer que la comunidad mande”.

Háblenos más del fuerte elemento indigenista presente en las luchas sociales en Bolivia
En Bolivia se está produciendo un proceso de recuperación de la memoria histórica, se están haciendo visibles esos valores, cultura, tradiciones y proyectos de sociedad existentes antes de las invasiones españolas. Eso viene acompañado de un nuevo vocabulario. Cuando hablamos de la construcción de un mundo mejor, hablamos de ser transparentes como el agua y de recuperar la capacidad de observar y hablar con la naturaleza, los animales y las plantas.

¿Qué balance hace usted de la gestión del gobierno de Evo Morales, desde que llegó a la presidencia en diciembre de 2005?
El hermano Evo está siguiendo cuatro puntos en la agenda que son mandados por el pueblo. El primero es la nacionalización de los hidrocarburos, en el que simplemente está obligando a las empresas trasnacionales a cambiar de contratos para que el gobierno tenga mayoría accionaria en las compañías y tenga la decisión sobre la política de hidrocarburos en el país. Este paso es importante, pero todavía tibio, no es nacionalización, las transnacionales se quedan, la gente está demandando medidas más fuertes a Morales. El segundo punto está relacionado con la creación de la asamblea constituyente. Ésta quiere ser domesticada por los partidos políticos, por ello la Coordinadora del Agua y otros muchos movimientos sociales estamos creando una asamblea paralela para, desde fuera, obligar al espacio partidario a que tome el camino que la población ha fijado con absoluta claridad, y no simplemente ponga unos parches a una constitución y a un sistema estatal que definitivamente ya no funciona. El tercero se refiere al aspecto de la impunidad, ahí Evo Morales está trabajando mucho para conseguir la extradición de EEUU del ex presidente Sánchez de Lozada.

Por último está el tema, importantísimo, de la reforma agraria adoptada por Morales. El gobierno ha determinado con un decreto el poder de ocupar tierras fiscales y dárselas a familias sin tierra. Esto ha ocasionado una reacción muy grave en la oligarquía cruceña, pese a que no está tocando la propiedad de ningún latifundista. Desde mi punto de vista, y esto lo digo con mucha pena, el tema de la tierra se solucionará en un escenario de fuerza. Los sectores empresariales en Santa Cruz quieren armar grupos paramilitares para defender su tierra. Pero la gente de Occidente no se va quedar así. Mi abuelo y mi padre fueron a la guerra del Chaco contra Paraguay en los años 30 para defender el gas y el petróleo. Si yo tengo que ir porque es una herencia de mis antepasados, yo voy a defender y recuperar ese gas y ese petróleo de manos de las transnacionales y la oligarquía cruceña. Definitivamente eso lo voy a hacer.


Mónica Bergós

O esta campaña que no deja indiferente
Este vídeo traslada al mundo privilegiado la tragedia de la falta de acceso al agua potable que padecen miles de personas.


Gracias a la página de facebook de la película hemos accedido a este interesante post
Reseña de "También la lluvia" y las guerras del agua



Estas tardes del duro invierno pamplonés, paseando, decidimos entrar a ver la película de Iciar Bollain “También la lluvia”. Esta me gustó mucho y la recomiendo ver.
Plantea de forma cinematográfica el tema del agua. Como verán, el agua es uno de mis temas preferidos, al cual he dedicado muchas horas de estudio y comprensión de su problemática y fruto de esto han salido muchos artículos con la finalidad de que se tome conciencia de la importancia del agua para nuestras vidas.
En el mundo desarrollado no tenemos mucha conciencia del tema. Para nosotros todo se resuelve en abrir el grifo y el agua mana para nuestro disfrute. Esto que es así de sencillo para más de 2.000 millones de habitantes no lo es para el resto del mundo. A mis alumnos del instituto les digo: Imaginar que de repente deja de manar agua por el grifo ¿Qué haríais? El shok es inmediato, silencio ¿Qué pasaría con nuestros retretes, con nuestra ropa, nuestros baños y duchas, nuestros olores, con que cocinaríamos? Lo mismo que hago a mis alumnos, pueden responderse ustedes mismos.
Cuando el actor Luís Tosar pregunta al indio boliviano ¿por qué luchas por el agua? Su respuesta es clara “el agua es vida”.
¿Qué relata la película? Los hechos que sucedieron en la ciudad boliviana de Cochabamba, en el año 2000, con la privatización de su sistema de agua. Les cuento lo que sucedió para que sirva de reflexión.
Cochabamba es una ciudad del altiplano boliviano con unos 500.000 habitantes. Bolivia país pobre dirigido por una casta gobernante, criolla y corrupta al servicio de los intereses norteamericanos, se encontraba en aquellos momentos en plena crisis económica. Era la época del llamado “consenso de Washington”, donde tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial controlado y dirigido por los neoliberales, igual que ahora, obligaban a los países latinoamericanos a la privatización de sus riquezas y estas debían ser entregadas y controladas por multinacionales norteamericanas y europeas
En 1999, el Banco Mundial pone como condición inapelable a Bolivia para la renovación de un crédito de 25 millones de dólares, que este país no podía cancelar, la privatización de los servicios públicos de agua del país
A raíz de este acuerdo, se transfiere la empresa nacional de agua de Cochabamba a la empresa Aguas de Yumari, mayoritariamente controlada por la multinacional norteamericana Betchel, dirigida por el exvicepresidente norteamericano Dick Cheeney, y es la misma empresa que ha participado en el saqueo de Iraq.
Lo primero que hacen es subir la tarifa del agua en más de un 300%, en febrero del 2000, porque la nueva empresa concesionaria considera que el agua está muy barata. Antes de esta concesión, la factura media de una familia es de cinco dólares mensuales, y la nueva factura pasa a entre 15 y 20 dólares mensuales, cuando el salario medio de un obrero de Cochabamba era de unos 100 dólares mensuales.
Esta medida provocó una revuelta popular, que causa una gran represión de las autoridades utilizando a la policía y al ejército. Se ocasionaron cientos de heridos e incluso algún muerto, aumentando el malestar social. Esta revuelta consigue rescindir el contrato a la multinacional norteamericana, cuando sólo llevaba seis meses de concesión y se le obliga a devolver la empresa al municipio.
Si el ejemplo de Cochabamba no es suficiente, veamos otro más. La ciudad de El Alto, próxima a La Paz, con un millón de habitantes y el más alto índice de pobreza urbana también sufre el proceso de privatización de su sistema público de agua. Se constituye la empresa Aguas de Illimani, en 1997, dominada por la multinacional francesa Suez, que obtiene la concesión de agua potable y alcantarillado.
Aguas de de Illimani tenía el compromiso de incrementar anualmente el número de concesiones para la población que no tuviera agua en sus domicilios, lo cual no se cumple. En su contrato de concesión tenía cláusulas abusivas, como que se le debía garantizar un beneficio anual del 12%, con lo que puede aumentar sus tarifas con la finalidad de obtener tal beneficio. Otra cláusula de salvaguardia le asegura que el pago sea en dólares y no en moneda local. Todas estas cláusulas provocan numerosos conflictos sociales
La población reclama la salida de la multinacional Suez, pero esta se niega a irse si no es debidamente indemnizada por el llamado lucro cesante ¿Hace falta tener cara?
La política económica de los neoliberales pasa por dos conceptos básicos: privatización de todo lo público y que los Estados no regulen sus actividades con lo cual su beneficio es escandaloso.
Lo vemos en todos los procesos de privatización del agua, pero también en otros sectores como la privatización de los ferrocarriles ingleses que después del desastre que provocó tuvieron que volver a manos del Estado británico. Se ve diariamente en la gestión privada de la sanidad pública madrileña impulsada por la extremista neoliberal Esperanza Aguirre.
La propia Esperanza Aguirre está planteando la privatización del canal Isabel II que surte de agua a Madrid. Esto sería la mayor aberración que se podría dar. Espero que los madrileños tomen conciencia y lo impidan. El argumento que utiliza la Aguirre es que así estaría en manos de los madrileños, Sra Aguirre, el canal Isabel II ya es de los madrileños, lo que pretende es que deje de serlo, para que esté al servicio de unos pocos
Sres del Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, OCDE, Banco de España, políticos y otros especimenes depredadores, dejen el agua, la educación, la sanidad, las pensiones, exclusivamente en el ámbito de lo público, pues es la única forma de que los seres humanos tengamos garantizados nuestros derechos humanos básicos. Sus políticas neoliberales solo nos llevan a la desigualdad social y a la crispación. Eso sí favoreciendo a la minoría de los ricos y perjudicando a la mayoría.
El agua es un bien exclusivamente público y nunca debe ser considerada una mercancía. Gracias Iciar Bollain por esta película de denuncia. Esperemos que sirva para que la población tome conciencia y reclame la presencia de lo público y deje los cantos de sirena de lo privado que solo sirve para empeorar las condiciones de vida de la población