José Luis Yáñez Ortega en su blog "Cartas de Ciencia XXI" escribe esta entrada que me permito copiar en este blog porque puede abrir un interesante debate.
Os animo a comentar.
"Escribo estas reflexiones tras tener el privilegio de haber asistido el día 13 de diciembre a la “première” o preestreno en Burgos de la película de Iciar Bollaín “También la Lluvia”. Y esto gracias a la invitación -en condición de padres de alumnos- de Julita Fernández, anfitriona del evento y maestra del C.P. Padre Manjón, a quien mi mujer y yo agradecemos el esfuerzo, entusiasmo y empeño que ha tenido en la educación de nuestros hijos –aún recordamos aquellas tutorías “on line” a través de “bscw”.
Y lo hago desde un optimismo prudente –no como el de Platón o desde el optimismo panglosiano, es decir, pensar que las cosas se arreglan solas- o, si prefieren, desde un pesimismo esperanzador – desde cierto escepticismo, pero confiando en el hombre como dueño de su destino.
Desde mi modestia intelectual, la película me sugiere algunos pensamientos y comentarios y, más que tener respuestas, lo que tengo son preguntas sobre temas tan humanos (que diría Publio Terencio) como:
-1º La Historia, el colonialismo, la falacia natural… No se puede rechazar la Historia como fuente de conocimiento pues hemos de aprender de nuestros errores. Pero pienso que la Historia no puede alcanzar ninguna pretensión de Ciencia. Y, sin embargo, aunque la ciencia tampoco puede decir mucho sobre la justicia o los derechos fundamentales, pues es neutra ideológicamente, es la empresa que más ha contribuido al bienestar humano y remediado muchas injusticias.
Entonces, la actitud válida ante los hechos históricos que se sojuzgan podía ser aquella de más humildad, tolerancia y trabajar por la paz. Pero no un pacifismo como valor absoluto, pues esto nos llevaría a la moral del esclavo. En esto los indígenas –hombres y mujeres de Cochabamba- nos dan un ejemplo de defensa de la dignidad humana pues hacen de la guerra del agua una guerra moral. También se precisa modestia para entender el mundo desde un punto de vista más pragmático -los anglosajones, quizá, nos superen en esto a los latinos-, porque no todo lo natural es lo bueno y “ser” no es lo mismo que “deber ser” (falacia naturalista). ¿Es bueno que viviendo la revolución de la globalización, formando parte América de Occidente, en Bolivia los niños no tengan acceso a los servicios básicos -que se alcanzaron en Europa en el siglo XIX- y tengan que beber el agua recogida de la lluvia? ¿Están mejor hoy los habitantes del Sahara que cuando estaban bajo protectorado español? A veces las ideas de etnia, pueblo, y nacionalismo pueden ser una tentación para la tiranía.
2º La película, Religión y los valores. Otras formas de conocimiento -también respetables pues buscan la verdad- son el arte -como esta película de cine, o la religión, que apelan a la pasión, a la imaginación o a la verdad de la autoridad. Muchos de cuantos trabajamos en derechos de primera o segunda generación (la salud o la educación) sabemos que los derechos no existen en la naturaleza, que no hay una ética universal, pero que vamos ganando poco a poco ese terreno a los derechos. Y esto es inquietante para muchos, o fascinante para otros. En esta globalización que ya ha llegado, en la sociedad del conocimiento, tan sólo la razón nos podrá conducir –como diría Popper- a una sociedad abierta que nos prepare para la responsabilidad. Deberíamos defender un nuevo humanismo tecnológico incorporando estas nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) como ya se está haciendo con la Web 2.0, aunque sin olvidar que no es lo mismo sociedad digitalizada que sociedad del conocimiento.
3º La Educación. Todos reconocemos que es el pilar básico –emancipa al hombre- de nuestra sociedad del bienestar, ahora cuestionada. Pero pienso que no deberíamos descansar en la escuela y en el profesor toda esta responsabilidad de la educación, pues la familia debería jugar un papel más relevante -también la salud se gana y se pierde en la familia (no sólo en el sistema sanitario) en la adquisición de conocimientos, actitudes y habilidades.
Mi opinión respecto del viaje de la EMOCION 2.0, es que veo el peligro de presentar la escuela de hoy desde una perspectiva que pone demasiado énfasis en categorías absolutas como utopía, diálogo para solucionar todos los problemas, mundo de colores, magia, emoción, etc… (que se deslizan a lo largo de la documentación que se entrega en la película) y todo bajo ese manto que se ha criticado como el relativismo cultural que afecta a Europa y a Occidente, y que impediría afrontar los retos de nuestro tiempo. Vamos, que sobresale esa visión de la educación de Rousseau frente a esa otra más pragmática de Hobbes que reconoce la competencia, el esfuerzo, el renunciar a parcelas de derechos –como la libertad, que no existe- a favor del Estado para conseguir otros derechos como la seguridad y resolver así otras contingencias humanas. Vamos, una perspectiva más liberal que presenta también un Estado humano y bienhechor.
Frente a la crisis de la revolución industrial aparecieron los movimientos “ismos” como el ludismo –culpar a las máquinas o a la ciencia de los males del mundo-, el socialismo utópico, los nacionalismos, hippismos etc… Hoy, frente a los retos de la globalización también se corre el riesgo de otros movimientos irracionales y románticos -como nuevos luditas- que enarbolan la bandera romántica contra la ciencia y la culpan, junto a la codicia humana, de ser responsable de todos los males del mundo".
Y lo hago desde un optimismo prudente –no como el de Platón o desde el optimismo panglosiano, es decir, pensar que las cosas se arreglan solas- o, si prefieren, desde un pesimismo esperanzador – desde cierto escepticismo, pero confiando en el hombre como dueño de su destino.
Desde mi modestia intelectual, la película me sugiere algunos pensamientos y comentarios y, más que tener respuestas, lo que tengo son preguntas sobre temas tan humanos (que diría Publio Terencio) como:
-1º La Historia, el colonialismo, la falacia natural… No se puede rechazar la Historia como fuente de conocimiento pues hemos de aprender de nuestros errores. Pero pienso que la Historia no puede alcanzar ninguna pretensión de Ciencia. Y, sin embargo, aunque la ciencia tampoco puede decir mucho sobre la justicia o los derechos fundamentales, pues es neutra ideológicamente, es la empresa que más ha contribuido al bienestar humano y remediado muchas injusticias.
Entonces, la actitud válida ante los hechos históricos que se sojuzgan podía ser aquella de más humildad, tolerancia y trabajar por la paz. Pero no un pacifismo como valor absoluto, pues esto nos llevaría a la moral del esclavo. En esto los indígenas –hombres y mujeres de Cochabamba- nos dan un ejemplo de defensa de la dignidad humana pues hacen de la guerra del agua una guerra moral. También se precisa modestia para entender el mundo desde un punto de vista más pragmático -los anglosajones, quizá, nos superen en esto a los latinos-, porque no todo lo natural es lo bueno y “ser” no es lo mismo que “deber ser” (falacia naturalista). ¿Es bueno que viviendo la revolución de la globalización, formando parte América de Occidente, en Bolivia los niños no tengan acceso a los servicios básicos -que se alcanzaron en Europa en el siglo XIX- y tengan que beber el agua recogida de la lluvia? ¿Están mejor hoy los habitantes del Sahara que cuando estaban bajo protectorado español? A veces las ideas de etnia, pueblo, y nacionalismo pueden ser una tentación para la tiranía.
2º La película, Religión y los valores. Otras formas de conocimiento -también respetables pues buscan la verdad- son el arte -como esta película de cine, o la religión, que apelan a la pasión, a la imaginación o a la verdad de la autoridad. Muchos de cuantos trabajamos en derechos de primera o segunda generación (la salud o la educación) sabemos que los derechos no existen en la naturaleza, que no hay una ética universal, pero que vamos ganando poco a poco ese terreno a los derechos. Y esto es inquietante para muchos, o fascinante para otros. En esta globalización que ya ha llegado, en la sociedad del conocimiento, tan sólo la razón nos podrá conducir –como diría Popper- a una sociedad abierta que nos prepare para la responsabilidad. Deberíamos defender un nuevo humanismo tecnológico incorporando estas nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) como ya se está haciendo con la Web 2.0, aunque sin olvidar que no es lo mismo sociedad digitalizada que sociedad del conocimiento.
3º La Educación. Todos reconocemos que es el pilar básico –emancipa al hombre- de nuestra sociedad del bienestar, ahora cuestionada. Pero pienso que no deberíamos descansar en la escuela y en el profesor toda esta responsabilidad de la educación, pues la familia debería jugar un papel más relevante -también la salud se gana y se pierde en la familia (no sólo en el sistema sanitario) en la adquisición de conocimientos, actitudes y habilidades.
Mi opinión respecto del viaje de la EMOCION 2.0, es que veo el peligro de presentar la escuela de hoy desde una perspectiva que pone demasiado énfasis en categorías absolutas como utopía, diálogo para solucionar todos los problemas, mundo de colores, magia, emoción, etc… (que se deslizan a lo largo de la documentación que se entrega en la película) y todo bajo ese manto que se ha criticado como el relativismo cultural que afecta a Europa y a Occidente, y que impediría afrontar los retos de nuestro tiempo. Vamos, que sobresale esa visión de la educación de Rousseau frente a esa otra más pragmática de Hobbes que reconoce la competencia, el esfuerzo, el renunciar a parcelas de derechos –como la libertad, que no existe- a favor del Estado para conseguir otros derechos como la seguridad y resolver así otras contingencias humanas. Vamos, una perspectiva más liberal que presenta también un Estado humano y bienhechor.
Frente a la crisis de la revolución industrial aparecieron los movimientos “ismos” como el ludismo –culpar a las máquinas o a la ciencia de los males del mundo-, el socialismo utópico, los nacionalismos, hippismos etc… Hoy, frente a los retos de la globalización también se corre el riesgo de otros movimientos irracionales y románticos -como nuevos luditas- que enarbolan la bandera romántica contra la ciencia y la culpan, junto a la codicia humana, de ser responsable de todos los males del mundo".
Interesantísimo artículo del que me permito comentar sólo la parte de educación, que es en la que estoy comprometida.
ResponderEliminarTiene razón el señor Yáñez cuando habla de que en "el viaje de la emoción 2.0" se puede caer en cierto romanticismo o idealismo utópico. No le voy a negar que emoción hubo en esa noche.
Lo que yo defiendo es la legitimidad de la misma cuando va avalada por hechos prácticos. No hubo una emoción abstracta basada en la nada, sino un colofón de esa emoción después de mucho esfuerzo y trabajo compartido.
Romanticismo, es posible; pero desde el compromiso, la acción, la unión y el trabajo.
Idealismo utópico, imposible por definición. La RAE define la utopía como "Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación" y creo que nosotros hemos demostrado que nuestro Proyecto es realizable.
Noto en su post cierta llamada de atención a la autocomplacencia; de eso, sí tomo nota.
Un saludo.